viernes, 27 de noviembre de 2015

Se nos escapó el cielo entre las manos como la emoción del último verano. Sé desdibujó el mapa de tus labios la historia de este amor ya es árbol quemado. Ya no hay salvación ni oxígeno para este cielo pero sé muy bien que sola también puedo. Por más que lo intento no encuentro tus pasos en esta dirección. Te pienso y te pierdo me duele este infierno saber que terminó. Que tengo el corazón hecho cenizas, creímos que la llama era infinita, pudo ser de los dos, pudo ser pero no, nos cansamos del dolor. Que quiero que te vaya bien la vida, yo sigo mi camino, si algún día el destino hace de las suyas también, prometo hablar con él. No te escribo, ya lo sabes, vivo del pasado pero aquí me ves parada en este charco y no me digas que pasión no lleva acento yo que tu cuerpo no estudiado la historia de este amor ya es árbol quemado. Por más que lo intento no encuentro tus pasos en esta dirección. Te pienso y te pierdo me duele este infierno saber que terminó. Que tengo el corazón hecho cenizas, creímos que la llama era infinita, pudo ser de los dos, pudo ser pero no, nos cansamos del dolor. Que quiero que te vaya bien la vida, yo sigo mi camino si algún día el destino hace de las suyas. Que tengo el corazón hecho cenizas, creímos que la llama era infinita, pudo ser de los dos, pudo ser pero no, nos cansamos del dolor. Que quiero que te vaya bien la vida, yo sigo mi camino, si algún día el destino hace de las suyas también, prometo hablar con él.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Impotencia

Impotencia es lo que siento por dentro, lo que hace que me quiebre con el roce de un simple pétalo. Porque todo son mentiras... y por lo que por un lado siento que es de verdad, al girar la cara me estampo contra otra mentira.

Mentiras, y más mentiras.
Mentiras, y más mentiras.

Y no sé ni como actuar, si bajar la guardia y simplemente aceptar el papel que me toca vivir en esta vida: ser castigada.

Por el todo y por la nada. Por creer que lo tengo todo y ver que no tengo nada.

Porque te hagan sentir que no te hace falta nada, y ver que la realidad es que te hace falta todo ese "todo".

Mentiras, y más mentiras.
Mentiras, y más mentiras.

Y al final, lo triste, es que la mala de la película soy yo. Pero resulta que soy la que más cojones tiene a la realidad.

¿Qué esperar cuando todo tu mundo se ha derruido y la persona que dice estar, resulta que sí, está, pero con mentiras?

Mentiras, y más mentiras.
Mentiras, y más mentiras.